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miércoles, 6 de octubre de 2010

predicacion domingo 3 octubre 2010

Mar 5:24-34 Jesús fue con él; y una gran multitud Lo seguía y oprimía. (25) Había una mujer que padecía de flujo de sangre por doce años. (26) Había sufrido mucho a manos de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía sin provecho alguno, sino que al contrario, había empeorado. (27) Cuando ella oyó hablar de Jesús, se llegó a El por detrás entre la multitud y tocó Su manto. (28) Porque decía: "Si tan sólo toco Sus ropas, sanaré." (29) Al instante la fuente de su sangre se secó, y sintió en su cuerpo que estaba curada de su aflicción. (30) Enseguida Jesús, dándose cuenta de que había salido poder de Él, volviéndose entre la gente, dijo: "¿Quién ha tocado Mi ropa?" (31) Y Sus discípulos Le dijeron: "Ves que la multitud Te oprime, y preguntas: '¿Quién Me ha tocado?'" (32) Pero El miraba a su alrededor para ver a la mujer que Lo había tocado. (33) Entonces la mujer, temerosa y temblando, dándose cuenta de lo que le había sucedido, vino y se postró delante de Él y Le dijo toda la verdad. (34) "Hija, tu fe te ha sanado," le dijo Jesús; "vete en paz y queda sana de tu aflicción."


A través de las escrituras encontramos muchos pasajes de Jesús que narran los encuentros de seres humanos en dolor y sufrimiento, quienes por el contacto y encuentro con Jesús de Nazaret sus vidas fueron transformadas de una forma monumental. La realidad de dolor y sufrimiento fue transformada en una experiencia de libertad y sanidad.
Pero cuando analizamos estos encuentros podemos darnos cuenta que cada uno de estos pasajes tiene una historia detrás del milagro que es aun más interesante que lo que nos hemos dado cuenta.
El pasaje muy conocido de un hombre ciego quien al llegar Jesús donde estaba le preguntaron: maestro, ¿Quién pecó para que sea ciego, él o sus padres? ¿Se ha detenido usted a preguntar por qué el ciego quería recobrar la vista? Los que hemos conocido una persona ciega podemos notar que estas personas de alguna manera privilegiada pueden desarrollar los demás sentidos, el tacto, el olfato, la audición. La mayoría de ellos llegan a ser personas totalmente independientes que viven solos, caminan por ciudades, conocen las calles y hasta por donde están pasando. Mi teoría sobre el por qué quería volver a ver es que este ciego estaba cansado de sentirse culpable y señalado. Porque en la antigüedad y hasta el día de hoy pensamos que lo que le pasa a la gente es castigo de Dios.
La realidad es que hay personas que están cansados/as de sentirse culpables, señalados/as. Una vez escuché a un pastor de otra denominación contando cómo sentía dolor porque la gente de su Iglesia no podía comprender que su hija menor tenía un problema de déficit de atención e hiperactividad. La niña no se estaba quieta y la gente decía que el pastor no le ponía vergüenza o respeto. En otras palabras querían que la estuviera moliendo a golpes, cuando ella no reaccionaba a los mismos.
Hoy podría ser que algunos/as de los que estamos aquí estemos sintiendo culpas o vergüenzas por algún hecho de la vida que hemos tenido que enfrentar o que nos ha acontecido sin haberlo procurado. Quizás tú eres uno de los de la Ley 7, tu familia tiene un mal nombre y tú lo cargas sin ganártelo. No me digan de los hijos/as de un preso/a. en mi pueblo había una familia de una madre soltera que tenía un sobrenombre por su vida muy alegre, tenía 14 hijos casi todos de distintos padres. La gente los llamaba el sofrito de __________. Sabe algo; al día de hoy de esos 14 hay tres pastores, policías, abogados, y nunca usted encontrará una persona que diga que alguno de esos muchachos/as le ha gastado una mala crianza o algo así.
No hay peor mal que la culpa, la vergüenza, especialmente si esta es vergüenza toxica. Vergüenza toxica es aquella que cargamos en nuestra vida que causa que pensemos que tenemos la culpa, que no deberíamos haber nacido, que no somos dignos/as, en otras palabras aquella culpa que nos quita la dignidad que Dios nos dio al crearnos, en otras palabras, nos hace pensar que nuestra vida no es parte del propósito de Dios. Si algo estoy seguro es que tu y yo somos creación perfecta de la mano de nuestro Dios, por la cual Jesús entregó su vida en una cruz para redimir el valor de esta vida.
Aquí vemos a la mujer de flujo de sangre. En la antigüedad la mujer mientras estaba pasando los días de su ciclo menstrual tenía que apartarse de las demás personas, ya que se consideraba una persona inmunda. Imagínese esta mujer sintiéndose inmunda por 12 largos años. La vergüenza, la culpa, la aflicción de sentir que de alguna manera ella pudo haber obrado mal de tal forma que esa enfermedad era su culpa. Imagínese la gente que es tan impropia cuando se lo propone que le hubiese dicho “nena, ¿fuiste tú o tus país los que metieron la pata?
Ella se acercó sigilosamente a Jesús y agarro el borde del manto como un acto de fe que le devolviera la salud pero también su dignidad. Al tocar el borde del manto ocurrió el milagro, Jesús se dio cuenta y se volteó hacia la mujer y le dijo:
• Hija: Jesús recibe a esa mujer tratada como indigna por todos y todas, sana su culpa toxica al recibirla en la familia de Dios. no la reprendió como la mujer esperaba que pasara, sino que le devolvió la dignidad, le sanó el corazón. Hoy Jesús quiere devolverte la dignidad de ser su hijo/a si alguien te ha dicho, algo te ha dicho o tu mismo/a te ha dicho que no tienes dignidad, que no vales que no eres digno/a, Jesús hoy con amor te devuelve la dignidad.
• Vete en paz: renuncia a ese dolor, no cargues más la culpa, no seas victima de la ansiedad, recibe la presencia de Dios en tu corazón como bálsamo que te dice que tienes un valor incalculable como hijo/a de Dios. en un mundo que deshumaniza, hay que afirmar la vida de cada ser humano como un pedazo de Dios mismo, cada ser humano tiene un valor sagrado, este mundo trata de arrebatarle ese valor a la vida humana, nos quiere reducir a meros instrumentos o bienes de consumo. Jesús otorga una paz como nadie la puede dar, una paz que devuelve la dignidad y el valor a cada ser humano. tenemos que volver a apreciar al ser humano como un sacramento, una manifestación visible de la Gracia de Dios
• Queda sana de tu aflicción: no dejes que nadie te vuelva a reducir o a sumergir en la culpa y el dolor, no dejes que nadie te diga que no eres digno/a, no dejes que nadie te robe el sello de hijo/a de Dios que el Señor te puso. Sabias algo, si usted y yo nos enfermamos emocionalmente, si dejamos nuestra mente controlar nuestro cuerpo, muy seguramente aunque estemos sanos/as vamos a sentir todos los síntomas de una o múltiples enfermedades. En un momento de mucho estrés este servidor experimentó unas punzadas en el corazón que se sentían como un infarto, pero todos los análisis reflejaron que estaba totalmente sano. No dejes que nadie te quite lo que Jesús te otorgó, eso esta sellado con un pacto de sangre preciosa.
Aquel día esta mujer tuvo que tocar el borde del manto de Jesús. Hoy Jesús a través del poder de su Espíritu santo está aquí, por tanto hoy puedes venir a sus brazos y recibir el abrazo paternal, maternal del resucitado que quiere devolverte a la vida abundante.