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martes, 8 de mayo de 2012

Salmo 23 (serie de predicaciones)

Salmo 23: 1-6 Jehová es mi Pastor, nada me falta Psa 23:2) En lugares de verdes pastos me hace descansar; junto a aguas de reposo me conduce. (Psa 23:3) El restaura mi alma; me guía por senderos de justicia por amor de su nombre. (Psa 23:4) Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento. (Psa 23:5) Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos; has ungido mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. (Psa 23:6) Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del SEÑOR moraré por largos días. El salmo 23 es La joya de la corona del salterio, así podemos llamar a este amado salmo, tan importante para la fe de la Iglesia Cristiana. Este salmo debe haber sido uno de los favoritos de Jesús de Nazaret, ya que él se identificaba como el Pastor que su vida da por las ovejas y el Pastor que deja las 99 en el rebaño para ir en busca de la perdida. El salmo afirma la confianza y la acción de gracias de la comunidad que adora así como de cada individuo que está en la misma. Ese Dios que es pastor de la comunidad y nos ha hecho seres sociales para vivir en comunidad también es el Pastor de la intimidad, de la soledad última de la existencia humana. Este salmo tiene dos imágenes importantes: el Pastor y el anfitrión de un banquete real. Comenzaremos por decir que la imagen de pastor en la antigüedad no era una de prestigio o de clase social alta. El Pastor de la antigüedad era un nómada, que vivía transportando sus ovejas por montes y valles de día y de noche expuesto a toda clase de peligros como los ataques de animales salvajes, así como la de los ladrones que quisieran arrebatarle el rebaño y sus humildes pertenencias. No era un oficio deseado ni codiciado, pero aquel que a través del texto bíblico se identifica como el Pastor de Israel nos demuestra que ese Dios grande es capaz de por amor de su pueblo tomar la forma y condición más humilde para desde la humillación de dejar su trono y corona salvar, cuidar, acompañar a su pueblo y a sus hijos. Este salmo está precedido del Salmo 22, que en los versos 19-21 tiene un reclamo a ese Dios que aparenta estar ausente en medio de las crisis humanas, tanto las de Israel así como las de los individuos que redactan el salmo. (Psa 22:19) Pero tú, oh SEÑOR, no estés lejos; fuerza mía, apresúrate a socorrerme. (Psa 22:20) Libra mi alma de la espada, mi única vida de las garras del perro. (Psa 22:21) Sálvame de la boca del león y de los cuernos de los búfalos; respóndeme. El salmo 23 es tanto un cántico de acción de gracias como una expresión de confianza del salmista y de todos los que alguna vez hemos recitado estas líneas, afirma otra imagen de Dios muy importante para la vida de su pueblo: el Dios cercano y amoroso que cuida con esmero a su pueblo. Todas las imágenes bíblicas que hay de esa relación entre Dios y el ser humano son importantes, el acomodo de los textos bíblicos refleja la intencionalidad de los escritores/as así como la intervención del Espíritu de Dios en la redacción del texto bíblico. Estas imágenes nos enseñan que todos/as los que caminamos de la mano de Jesús de Nazaret algún día nos sentimos abandonados/as, solos, vacios y desamparados/as por las circunstancias que enfrentamos en la vida, mas tenemos la virtud de un Dios amoroso que está mas allá de nuestra humanidad e incertidumbre y que nos demuestra su amor y sus cuidados en los dolorosos caminos que en la vida nos toca enfrentar. El amor de Dios es más grande y fuerte que nuestros tiempos difíciles. Las ovejas/borregos tienen unas características bien interesantes que las relacionan con los seres humanos: tienen una inteligencia desarrollada que les hace recordar hasta 50 rostros de personas y el tono de voz de cada una. Por eso Jesús afirma que sus ovejas conocen su voz. También estas ovejas desarrollan conductas muy parecidas a los sentimientos humanos: se sienten tristes, tienen amistad, hasta se enamoran de su pareja, se sienten traicionadas si son abandonadas, hasta mueren de tristeza cuando su pareja es sacrificada. Además como hemos compartido antes, sus características físicas la hacen vulnerable fácilmente: su pelaje si caen al rio las hunde por el peso, sus patas son frágiles. Ciertamente los seres humanos somos así; aun cuando en el exterior nos podamos proyectar como personas fuertes o duras, siempre en nuestro interior hay espacios que nos hacen humanos frágiles y vulnerables a las realidades de la vida. En el verso 1 la afirmación del salmista tiene unas grandes implicaciones para nuestra vida como creyentes. Aunque la traducción más común en español de este salmo dice Jah es mi pastor, nada me faltará, la versión original contiene ese verbo en tiempo presente continuo e infinito: Jah….. Nada me falta, como una afirmación de ese Dios que es pastor, decide humillarse a una condición servil, sin prestigio, sin estado social respetable y codiciado, en las condiciones de trabajo arduo y peligroso para cuidar, amar, consolar, proteger, apoyar, proveer, levantar su pueblo. Esta declaración nos afirma la relación de confianza e intimidad de Dios con su pueblo que se nutre de todas las experiencias del salmista y su pueblo al experimentar el amor, cuidado y fidelidad de Dios que ha trascendido y trascenderá la historia misma. Ese Dios que vive en el eterno presente supera toda limitación de tiempo, no está cautivo en las obras del pasado ni el futuro incierto para el ser humano lo limita, al contrario, su actuar fiel para con nosotros/as del pasado nos invita a analizar nuestra vida actual y proyectar el porvenir basado en la fidelidad de ese Dios maravilloso. La fidelidad de Dios no será una realidad mañana, cuando llegues al cielo o cuando se acaben tus problemas o necesidades, la fidelidad de Dios es, como Dios mismo es una eternidad presente y constante sobre la vida del ser humano. Podemos afirmar como decía mi amado profesor el Dr. Samuel Pagan Rosa: “mientras el Señor sea mi pastor, no tendré carencias, nada me falta, en el presente continuo que me lleva del ayer hasta el mañana”. A la vida no le falta nada y todo lo que ocurre es necesario o útil para el propósito de Dios: la alegría, las tristezas, la salud y la enfermedad para acordarnos que no somos eternos en el plano terrenal, dolor para que aprendamos y crezcamos, fidelidad y desencanto para que podamos diferenciar entre lo que me hace bien y mal, en fin la vida según en salmista con todos su delicados pastos y con sus valles oscuros la podemos entender como completa si Jah es nuestro pastor que nos lleva a afirmar que nada nos falta…. ¿Por qué te afliges hoy cuando piensas en los retos de la vida? ¿Por qué te da temor eso que parece incierto? ¿Por qué te desesperas amada/o al pensar en las situaciones que tienes que enfrentar? Si Dios es tu pastor, nada te falta, ni ayer ni hoy ni mañana se acabará la fidelidad del fiel Pastor que nos acompaña y nos guarda con su amor. La imagen de pastor apela a la relación intima de fidelidad de Dios, pero para nada limita el poder de ese pastor amoroso que todo lo puede. No te dejes arropar por la ansiedad, la tristeza, el dolor del pasado, no dejes que las circunstancias te saquen de control, no dejes a la enfermedad controlar tu vida, no dejes que las dificultades económicas te lleven a la desesperanza, Iglesia de Villa Flores, Jehová es tu pastor, el te cuida, el te conoce, el te guarda con amor, el te acompaña, el está muy cerca de ti y por tanto si ese Dios amoroso, intimo, maravilloso, solidario es tu Pastor, hoy, aquí y ahora ¡NADA TE FALTA! Dios siempre es fiel a sus promesas y a su pacto, por tanto si la Escritura esta mañana afirma que nada ha faltar, pues de nada tendrás necesidad hoy que Dios no la pueda suplir. ¿Cuál es tu verdadera necesidad hoy? Uno de los problemas mayores que tenemos los seres humanos es que fallamos a poder identificar nuestras verdaderas necesidades. Una vez junto a mi Pastor, el Rvdo. Carlos L González, fui a visitar a un joven hijo de un hermano de la Iglesia. El joven tenía una fuerte adicción a las drogas. Cuando el Pastor le preguntó cual era su mayor necesidad, él le respondió que no tenía trabajo. Mi Pastor que es un hombre muy sabio y un gran siervo de Dios le confrontó con una analogía; si en tu vida hay un cáncer, una panadol no te lo va a quitar, hay que bregar con lo que es la verdadera razón de tus aflicciones. ¿Cuál es tu verdadera necesidad? Mucha gente juega la loto, lotería, pega 2,3,4,5,6 cuantos sean, caballos, bolita lo que encuentren pensando que el dinero ha de resolver todas las dificultades. Eso es lo que Jesús llama en una parábola fundar la casa sobre la arena. Hoy te reto en el nombre de Jesús a que le des espacio en tu corazón para que podamos juntos/as identificar nuestra verdadera necesidad; que le demos espacio a un proceso de sanidad importante en nuestras vidas: una vez que podamos ponerle nombre a la verdadera necesidad de nuestra vida esta perderá la capacidad de desesperarnos y poseernos. El salmista hoy nos reta a mirar la vida, desde nuestro pasado, hasta nuestro porvenir a a la luz de la fidelidad del pastor eterno: cuando entienda la realidad de que Jesús es mi Pastor y la haga una realidad en mi ser entonces se empezarán a disipar las ansiedades, el temor, podré sanar mis heridas, identificar mis necesidades verdaderas, podre mirar con esperanza la vida porque nada le falta a los hijos/as de Dios. En las próximas semanas continuaremos hablando del salmo 23, pero el verso 1 que trabajamos hoy contiene el mensaje central que será afirmado en cada uno de los versos que siguen: si Dios es mi Pastor, a la vida nada le falta”

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