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domingo, 27 de junio de 2010

predicacion 6/junio/2010

2Ti 2:14-26 Recuérdales esto, encargándoles solemnemente en la presencia de Dios, que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha y lleva a los oyentes a la ruina. (15) Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad. (16) Evita las palabrerías vacías y profanas, porque los dados a ellas, conducirán más y más a la impiedad, (17) y su palabra se extenderá como gangrena; entre los cuales están Himeneo y Fileto, (18) que se han desviado de la verdad diciendo que la resurrección ya tuvo lugar, trastornando así la fe de algunos. (19) No obstante, el sólido fundamento de Dios permanece firme, teniendo este sello: El Señor conoce a los que son suyos, y: Que se aparte de la iniquidad todo aquel que menciona el nombre del Señor. (20) Ahora bien, en una casa grande no solamente hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro, y unos para honra y otros para deshonra. (21) Por tanto, si alguno se limpia de estas cosas, será un vaso para honra, santificado, útil para el Señor, preparado para toda buena obra. (22) Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que invocan al Señor con un corazón puro. (23) Pero rechaza los razonamientos necios e ignorantes, sabiendo que producen altercados. (24) Y el siervo del Señor no debe ser rencilloso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido, (25) corrigiendo tiernamente a los que se oponen, por si acaso Dios les da el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad, (26) y volviendo en sí, escapen del lazo del diablo, habiendo estado cautivos de él para hacer su voluntad.

Al reflexionar sobre cómo debemos ser la Iglesia del Señor, tenemos que ser sinceros y sagaces para poder críticamente (no criticonamente) analizar que caminos necesitamos enderezar, que cosas tenemos que poner en marcha, qué cosas tenemos que abandonar, que cosas tenemos que cortar por lo sano para que juntos podamos cumplir el plan y propósito de Dios para nuestras vidas.
La cartas a Timoteo son denominadas como las cartas pastorales, las que algún maestro le escribe en nombre de Pablo a un discípulo, un joven pastor, instruyéndole en todas las cosas importantes que deben cumplirse en la vida de la Iglesia.
La belleza de estas cartas radica en el gran valor teológico y educativo que tienen para la Iglesia. Un pasaje hermoso como el que leemos hoy nos invita como mensaje central a madurar, a crecer para que como pueblo de Dios pasemos de ser una congregación, una reunión de personas a una comunidad pastoral, que comunica el amor de Dios a todas las personas.
La comunidad pastoral es dirigida por un pastor/a que alimenta un rebaño con la Palabra de vida, la educa, la fortalece para luego que estas ovejas alcancen la madurez ayuden a dirigir, educar, fortalecer a otras ovejas. Una comunidad de un sentir que ha dejado las pasiones juveniles atrás, para fortalecerse en el Señor y juntos cumplir el propósito por el cual Dios la puso en un lugar.
Es la habilidad de mirar por encima de nuestras carencias, nuestras diferencias para agarrarnos al propósito de Dios y ponerlo por obra en nuestras vidas. La misión es muy importante para esta comunidad porque su misión proviene de Dios, quien a través de la fuerza de su Espíritu santo la llama y desea dirigir su pueblo a dar fruto abundante.
Las ovejas son animales muy hermosos pero muy frágiles, pero la intención de Dios para ese pueblo que pasa de ser rebaño a comunidad pastoral es que fortalecidos con la fuerza del Señor se mueven todos unidos/as con un propósito, con una dirección, ante amenazas que rodean la vida de la comunidad hacen como el ganado, si viene una tormenta usted verá que los animales más grandes y fuertes se ponen de pie en un círculo y dentro los animales se organizan hasta que los más débiles quedan en el centro. Se protegen con sus cuerpos y a pesar del viento, la lluvia ellos continúa pastando tranquilamente.
Siguiendo este ejemplo de la naturaleza la Palabra de Dios nos llama a madurar a la altura que exigen los momentos históricos que vive nuestra comunidad de fe. Dios nos ha confirmado en la experiencia de sanidad y liberación que vivimos este fin de semana que el Señor nos está preparando para algo más grande de que lo podemos llegar a imaginar. Por tanto es hora de madurar, de cambiar, se crecernos a la altura que Dios exige de su pueblo. En este fin de semana estuvimos retirados, un grupo hermoso de hermanos y hermanas y allí recibimos promesas de lo que Dios quiere hacer con esta congregación. Yo creo las promesas de Dios que hace a sus hijos e hijas pero tenemos que también tomar con seriedad la parte que nos corresponde hace a nosotros y nosotras realizar.
La escritura nos pide que
1. Dejemos atrás: que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha y lleva a los oyentes a la ruina. Evita las palabrerías vacías y profanas, porque los dados a ellas, conducirán más y más a la impiedad, y su palabra se extenderá como gangrena. Huye, pues, de las pasiones juveniles (hay que madurar y crecer) y sigue la justicia. Pero rechaza los razonamientos necios e ignorantes, sabiendo que producen altercados. Y el siervo del Señor no debe ser rencilloso. En otras palabras, aquello que no construye, destruye, aquello que no avanza, atrasa, aquello que no da vida, mata aunque sea poco a poco. La construcción de una comunidad pastoral nos llama a evitar aquellas cosas que no edifican que no ayudan a crecer. Las palabras tienen la capacidad de crear, dar vida a las cosas, por tanto nuestras palabras tienen que acercar, construir, cuidar, bendecir, sanar, limpiar, fortalecer. Un chisme o comentario hiriente tiene mucho poder negativo para marcar, herir, matar; por el contrario una palabra de amor, bendice, cuida, levanta, alimenta, transforma, anima, vivifica….
2. Procuremos: Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad. El compromiso de cada obrero/a es poder decir que toda su vida le sirve a Dios. sabe algo, aprendí en un momento de mis hermanos quienes son soldados algo muy importante: ellos dicen que el soldado no le pagan para pensar o hacer lo que quiera, le pagan para OBEDECER a su comandante. Aquí estamos para obedecer los mandamientos de nuestro salvador Jesús, el nos dijo que lo más importante para él es construir esa comunidad, sanar, bendecir, olvídese de lo que no le agrada. Contrario a un ejército regular, aquí no estamos para homogenizar, no es mezclarnos todos y terminar siendo iguales en pensamiento, prioridades, ministerios; todos formamos parte del Cuerpo de Cristo, todos y todas aportamos a la construcción de la casa de nuestro Padre Celestial. Presentarse aprobado más que una máxima para una pureza personal, es un llamado para construir una comunidad, porque este texto tiene un carácter comunitario. Lo aprobados que podamos ser se verá en el trato con el hermano y la hermana, con los semejantes, con la familia de la fe. Como parte del cuerpo, procuramos la salud integral del cuerpo. Si su uña está un poco sucia, usted no se cortaría un dedo ¿verdad? El que tiene oídos para oír que oiga
3. El Señor conoce a los que son suyos, y: Que se aparte de la iniquidad todo aquel que menciona el nombre del Señor. La iniquidad es aquello que hacemos que no da gloria al Señor de la vida, que no ayuda a edificar nuestra vida. por tanto cuando lo que hacemos sea en lo privado o en lo público no ayuda al propósito de Dios en nuestra vida, por más noble que se vea lo que hacemos el fin no es la voluntad de Dios.
Por tanto:
Dios nos llama a caminar a la altura de lo que el Señor quiere hacer con esta congregación, una palabra que Dios me ministró personalmente es que el traería muchas personas que eran incomprendidas en otros lugares para aquí sanarlos, así que con pasión, alegría tenemos que ser esa Iglesia que se presenta como obrera aprobada que usa bien la Palabra de verdad para Gloria del Señor. Este pueblo no necesita una Iglesia mas, necesita LA Iglesia del Señor una comunidad pastoral que acerca, sana, levanta, transforma, da vida y fuerza al cansado. Ante nuestras vidas está el reto, el Señor nos llama….

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