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viernes, 24 de septiembre de 2010

2Co 13:11 Por lo demás, hermanos, regocijaos, sed perfectos, confortaos, sed de un mismo sentir, vivid en paz; y el Dios de amor y paz será con vosotros.

Si podemos ver en la Escritura y toda su riqueza un verso que nos ayude a entender la forma en que los creyentes deberíamos conducirnos en este mundo podemos ver en estos versos consejos valiosísimos para caminar de una forma distinta en este mundo. La Biblia como Palabra de Dios ha sido fuente de inspiración y autoridad para los creyentes a través de todas las épocas. El texto bíblico nos inspira, nos redarguye, nos enseña, nos aclara el camino a seguir. Nos dice lo que podemos esperar de Dios, lo que Dios siente por su creación. La palabra más pura es amor, como a Dios se le describe en la Escritura.
Recordemos que la Escritura es el proceso que recoge las experiencias del ser humano a través de un proceso muy largo de tiempo en sus vivencias con Dios y su revelación. El Dios que se revela lo hace en términos que los seres humanos podemos entender, analizar y apropiarnos de ese conocimiento para poder ponerlo en práctica en nuestro diario vivir.
La autoridad de la Escritura radica en la inspiración divina a los escritores o redactores de cada texto. Ciertamente esta revelación no se ha agotado, continua hoy en día Dios revelándose a la vida de su pueblo. La Escritura es esa medida de fe para entender esa revelación. Toda revelación tiene que pasar por el filtro o cedazo de la escritura para tener autoridad en la vida de la Iglesia y del creyente. Cuando vamos más allá de la revelación de la Escritura podemos estar arriesgando la veracidad de la revelación. Como no podemos obligar a Dios a decir lo que queremos, tampoco podemos atribuirle a nuestros pensamientos el carácter sagrado.
Volviendo al texto bíblico, hay tres consejos que nos da la escritura en esta mañana que nos ayudan a poder vivir una vida du acuerdo a la voluntad divina
1. Regocíjense todo el tiempo- el gozo es una medicina contra la ansiedad, la depresión, el negativismo, la tristeza. El regocijarse nace de la fidelidad de Dios que está al tanto y atento a la vida de su pueblo. el regocijarse es una señal de nuestra fe, porque declaramos a pesar de las circunstancias lo que decía el Salmista: Jehová cumplirá su propósito en mí. Dicen los sicólogos que para vencer el insomnio, hay que no empeñarse en quedarse dormido, aconsejan que usted lea, vea televisión, escuche música, para alejar los pensamientos que pueden volverse obsesivos. El regocijarse no es una actitud masoquista o desentendida de nuestra realidad, es una experiencia que nos lleva dentro de las cosas que han de manifestarse a creer y confiar en las promesas de nuestro Señor como ciertas y poderosas.
2. Sean completos- sean íntegros, santos, busquen la perfección cada día. La realidad del ser humano creyente se mueve entre la realidad de que vivimos en el Reino de Dios pero todavía no lo hemos alcanzado, vivimos en el ya pero todavía de la manifestación plena de Dios. vivimos en una tensión, causada por las expectativas de Dios para sus hijos e hijas y lo que hemos alcanzado. La tensión está en nuestras vidas, de lo que hemos alcanzado y lo que nos falta por alcanzar. El peligro de la vida cristiana es que lleguemos a la actitud de dejadez y conformismo, no alcancemos aquello que Dios quiere que lleguemos a realizar. Hay que sacudir la indiferencia para sustituirla por el celo sagrado de alcanzar el propósito de Dios para nuestra vida, hay que tener celo por buscar la sanidad y la perfección para toda nuestra vida. hay que atreverse a sacudir la indiferencia. En este tiempo de dengue si usted llega a un lugar donde hay muchos mosquitos tiene que estar en constante movimiento, no quedarse quieto. Si se queda quieto los mosquitos lo picarán, aunque no duela tanto el peligro no es que lo piquen, es que le dé el dengue. Si usted tiene un bote en el mar anclado en un lugar por largo tiempo sin moverse, cuando lo mira por debajo estará lleno de algas, corales, que podrían causarle con el tiempo daño a la estructura del bote hasta llegar a hundirlo pero no por un agujero grande sino por una pequeña grieta. Así le puede suceder a nuestra vida si no somos diligentes en el proceso de sanidad y santificación.
3. Vivan en paz, armonía y solidaridad con todos/as- la experiencia cristiana no se demuestra en el monte o en la separación, se demuestra en la realidad del convivir, coexistir con los demás seres humanos. Pero coexistir de una forma distinta, guiados por la solidaridad, por el amor, la convivencia sana, que produce vida abundante. La santificación, el regocijo que debemos tener no se trata de una pureza interna que no se ve, sino de un proceso externo que lo notan los demás, los que cohabitan con nosotros/as. El deseo de crecimiento se ve en la coexistencia con los demás.
Si hacemos todas estas cosas, la PAZ, el SHALOM de Dios será una realidad en nuestras vidas.

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