Psa 27:1-6 Salmo de David. El SEÑOR es mi luz y mi salvación; ¿A quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida; ¿De quién tendré temor? (2) Cuando los malhechores vinieron sobre mí para devorar mis carnes, Ellos, mis adversarios y mis enemigos, tropezaron y cayeron. (3) Si un ejército acampa contra mí, No temerá mi corazón; Si contra mí se levanta guerra, A pesar de ello, yo estaré confiado. (4) Una cosa he pedido al SEÑOR, y ésa buscaré: Que habite yo en la casa del SEÑOR todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura del SEÑOR Y para meditar en Su templo. (5) Porque en el día de la angustia me esconderá en Su tabernáculo; En lo secreto de Su tienda me ocultará; Sobre una roca me pondrá en alto. (6) Entonces será levantada mi cabeza sobre mis enemigos que me cercan, Y en Su tienda ofreceré sacrificios con voces de júbilo; Cantaré, sí, cantaré alabanzas al SEÑOR.
El ser humano a través de las edades ha estado en la constante búsqueda del significado de la vida. ¿Por qué estamos en este mundo? ¿Qué razón nos impulsa a vivir y continuar adelante? Uno de los psiquiatras más famosos y controversiales de la historia reciente fue Sigmund Freud, quien alegaba que el impulso que le daba la fuerza a la vida humana era el instinto sexual, otro condiscípulo de Freud decía que la violencia como instinto de supervivencia era ese impulso. A pesar que si miramos esas teorías a fondo encontraremos mucha data que las apoya, eso nos reduciría a meros animales sin emociones ni capacidad de sentir, analizar, racionalizar.
Comencé esta semana la lectura de un libro que me ha fascinado, escrito por el Dr. Viktor E Frankl, judío quien fue prisionero de la Alemania Nazi por varios años en el campamento de concentración de Auschwitz, Polonia, el más temido por la crueldad que recibían los prisioneros que eran vistos solo como instrumentos de trabajo. Cuando los prisioneros judíos no servían para trabajar en condiciones climatológicas de fríos bajo cero, comiendo solo una sopa aguada y un pedazo de pan diarios, eran enviados a las cámaras de gas. Frankl dice que el impulso que le da fuerza al ser humano es el deseo de encontrar la razón por la cual estamos aquí en este mundo, el propósito de la vida misma. Todo ser humano está buscando la razón por la cual está en esta tierra, con distintos acercamientos, algunos que están llevando a algunos/as a la ruina y la muerte prematura, pero aunque no lo expresemos, los seres humanos siempre estamos en esa búsqueda del significado de la vida.
Una de las formas para descubrir ese propósito, según la experiencia de Frankl, fue pasar por la crueldad y dolor de ser prisionero de guerra. Allí vio la muerte y el dolor como su compañera por varios años todos los días, pasando por diferentes etapas desde el dolor hasta la apatía total como mecanismo sicológico de supervivencia defensa. Allí descubrió que a pesar que pasó por todo ese dolor, una fuerza mayor lo había puesto en esta tierra y lo había acompañado por ese sufrimiento para darle sentido a su vida y hacer de la misma una con propósito y sentido. Su libro ha sido impreso en muchos idiomas, cerca de 25 millones de impresiones. Allí en el dolor encontró la razón de su vida, allí hizo de su dolor una vocación.
Decía Frankl en su libro que ningún ser humano escoge las circunstancias que le tocarán vivir, lo que si puede controlar es la forma cómo reaccionamos, los pensamientos que tenemos y el estado de ánimo en el cual enfrentamos la dificultad.
Aquí entramos al mensaje del salmista quien sin ser especialista en conducta humana, con la inspiración divina y su experiencia personal nos da una lección sobre el significado de la vida y sobre cómo enfrentar los retos de la vida, cual es la actitud correcta para enfrentar la adversidad
1. El Señor es mi luz y salvación, alumbra el camino y me guarda de los peligros que amenazan mi vida, por tanto no debo ser presa del temor ni de aquellos que me infunden temor. El salmista nos invita a ver mas allá de la dificultad, a abrir nuestros ojos ya que la luz de Dios va alumbrando nuestros caminos. Para poder ver la luz, hay que abrir los ojos en medio de la circunstancia difícil. Una reacción natural del ser humano es preguntarse por qué me pasa esto o pensar esto no me está pasando a mí. Para ver la salvación y la luz de Dios hay que ser valiente y mirar el sufrimiento de frente y adquirir una nueva actitud frente al mismo. Si vamos caminando de la mano de Dios, podremos entender el por qué y para que enfrentamos los retos que se presentan, ya que de la mano de Dios todas las cosas cobran un nuevo sentido.
2. Aunque un ejército acampe contra mí. Las circunstancias a enfrentar es esa búsqueda del significado de la vida tiene el potencial de aterrorizarnos. ¿Cómo sentirse al ver un ejército de frente? Lo más probable es que sintamos temor, ansiedad, pero el salmista nos recuerda que vamos tomados de la mano de nuestro Salvador; por tanto podemos estar en paz, Dios va al frente obrando en el camino a través del que hemos de pasar. Personalmente no me gustan las imágenes militares o de guerra porque he sido tocado por las activaciones militares de mis dos hermanos y la realidad es que son ultras dolorosas. Pero si fuésemos a darle un contexto más cercano a nuestra realidad podríamos decir “aunque la enfermedad, dolor, dificultad, muerte acampe frente a mi casa para agarrarme cuando salga, no tendré temor, aunque pase la puerta y toque mi cuerpo, mi familia, seguiré confiando en el Señor que está conmigo y me da aliento.
3. Una cosa he demandado a Jehová, buscar todos los días de mi vida vivir cerca de Dios. para entender la vida, comprender porque he pasado por los caminos del dolor y no lo he hecho solo/a, para entender como ese dolor que he pasado o puedo estar enfrentando puede pasar de ser doloroso a ser una experiencia de redención, tengo que estar conectado a mi salvador. En la antigüedad se entendía que Dios vivía en el templo de Jerusalén, aunque estaba en todas partes para poder comunicarse con él, había que hacerlo a través del santuario. Pero ahora no tenemos que estar aquí para encontrarlo, solo hay que estar conectado a la fuente de vida a través de Jesús nuestro mediador, nuestro amigo, nuestro maestro y salvador para entender ese propósito. Esto es una relación personal con Dios a través de Jesucristo, de quien vamos tomados/as de la mano. La relación personal comienza con la comunicación. Hay que, como dice un himno viejo que casi no se canta: “guarda el contacto con el Salvador, luego las tinieblas no te cubrirán, por la senda alegre tu caminarás, si el contacto guardas con el Salvador”
Una película muy interesante del periodo de la 2da guerra mundial es “Jakob the liar”, en español Jacobo el mentiroso. Se narra la historia de un prisionero judío que vivía en un gueto, quien tenía fama de ser un mentiroso compulsivo. Este decía que tenía un radio oculto en su casa donde escuchaba las noticias que decían que el ejército de la coalición se acercaba y estaba derrotando a los nazis. Aunque nunca tuvo un radio, él les daba esperanza a los demás prisioneros lo que evitaba que muchos terminaran con su vida. Desde que comenzó a decirle a los demás que estaba escuchando noticias la cantidad de suicidios se redujeron sustancialmente. Nunca tuvo el radio, pero sabía que algo bueno iba a pasar. Hizo de su vida un ministerio de esperanza en los momentos de dificultad. Una de las escenas finales de la película, si mal no recuerdo presenta al ejército de la coalición llegando a liberar el gueto en el momento que la casa de Jakob está siendo ocupada por los soldados nazis.
Te invito hermano/a amado/a, a que conociendo la verdad del Dios que te acompaña y es tu luz, tu amparo y fortaleza y quiere que conviertas tu vida en una experiencia de redención que encuentra el propósito de la vida, aun en medio de las dificultades. Dios está forjando su propósito en ti, para que tu vida encuentre el significado de la misma.
Te invito a experimentar la luz de Dios en medio de tu dolor . al abrir tus ojos te encontraras inundado/a por la presencia del Dios que da vida abundante
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