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viernes, 29 de enero de 2010

Aniversario IEUPR Arus, Juana Diaz, Puerto Rico

1Ti 3:15 pero en caso que me tarde, te escribo para que sepas cómo debe conducirse uno en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios vivo, columna y sostén de la verdad.
1Ti 3:16 E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: El fue manifestado en la carne, vindicado en el Espíritu, contemplado por ángeles, proclamado entre las naciones, creído en el mundo, recibido arriba en gloria.
Hoy tenemos como tema de este aniversario, La Iglesia, columna y baluarte de la verdad. La verdad es un concepto que cada día más se hace difícil de definir, ya que cada persona o grupo aduce tener su propia versión de la verdad. Las Iglesias tienen su verdad, las denominaciones tienen su verdad, las religiones dicen tener su verdad, todos y todas queremos halar la verdad para nuestro lado. Muchas veces esa verdad es acomodaticia a nuestros intereses, muchas personas poseen una verdad tan difícil de seguir que ni ellos mismos cuando la cosa se pone difícil pueden seguirla. Conocía un joven un tiempo atrás en mi pueblo que una vez me encontró en la Farmacia comprando unas pastillas naturales de dormir para un amigo de la Iglesia y me dijo: “¿Qué pasa, ese hermano no tiene fe? Que ore y vea que el Señor lo sana”. Yo rápido le respondí, ¿y si Dios no lo sana, Que? Por demás está decir, esa rigidez de la fe era por unos días, luego se enchismaba en la Iglesia y se iba al “mundo”.
El texto que leemos hoy al darle una mirada panorámica nos indica que las personas que desean servir al Señor, buena cosa desean, pero se espera de las mismas una conducta recta y de altura. Se espera que junto a sus familias sirvan con una limpia conciencia y de buen corazón al Señor y que su conducta sea tan buena dentro como fuera de la congregación. Al leer el texto bíblico y conocer la historia de la Iglesia nos damos cuenta que hay un problema en la Iglesia que se va desarrollando. Desde las cartas más tempranas como Gálatas hasta las mas tardías como las pastorales, de las cuales forma parte Timoteo, podemos notar que la Iglesia naciente tiene un problema de conducta y de articulación de fe, o sea en arroz y habichuelas, tenían problemas con saber que creían como Iglesia y como debían comportarse ante el mundo y los demás creyentes.
En la primera parte de este capítulo nos habla como conducirnos como personas con llamados ministeriales, mas en la segunda parte nos dice que hay un misterio que debe regir la vida de la Iglesia como baluarte y columna de la verdad.
Ese verso 16 es la clave para entender parte de los problemas que se están manifestando en la congregación que recibe a carta a Timoteo: hay un gran problema de fe en cuanto a la definición de quien es Jesús. El v 16 dice que a la Iglesia se le ha revelado un gran misterio: la encarnación de Jesucristo y la afirmación de la veracidad de su persona por la acción del Espíritu santo, proclamado al ser humano, visto por ángeles, resucitado y recibido en la Gloria del Padre.
La verdad de Jesucristo es la columna de la vida de la Iglesia por tanto debe ser la aspiración de cada creyente parecerse más cada día a Jesús de Nazaret. Mi anhelo como creyente debe ser que mi vida sea reflejo de la acción poderosa del evangelio sustancial y liberador de Jesucristo, que en mi se vean hasta las marcas del y por causa del Evangelio de mi amado salvador Jesucristo.
Pero el reto de este texto es más grande: la verdad del misterio de la encarnación del Dios de la vida en Jesucristo se refleja en cómo me conduzco a través de la vida, en mis acciones, mi actuar entre los hermanos y hermanas y con los “de afuera”. Esa encarnación tiene que ver con la fe así como con la conducta del creyente: este misterio se afirma o se vive de espalda a él.
En la Iglesia naciente había muchos problemas: algunos predicaban la vuelta al judaísmo y negaban la encarnación de Jesús, otros traían sus costumbres viejas de otras religiones y las “socializaban” o las “convertían” a la vida cristiana.
No se puede vivir de espalda a la encarnación de Jesús, porque Dios se hizo carne para que esa encarnación sea el centro de la vida, la verdad y el testimonio de la Iglesia. La encarnación de Jesucristo nos pone de cara a los valores principales de Jesús y nos invita el texto bíblico a encarnarlos en nuestra vida; afirmamos que Jesucristo muestra su:
1. solidaridad con la humanidad. La solidaridad es amor que se pone en los zapatos del semejante. Dios se humanó para demostrar su empatía, para demostrar el amor profundo que siente por cada persona. La solidaridad es reír con los que celebran, pero llorar la angustia de los que sufren. El dolor es subjetivo, cada persona lo enfrenta de forma distinta. Muchos creyentes les gusta cantar “no puede estar triste un corazón que tiene a Cristo” lo cual revela una negación de los sentimientos y emociones humanas. Jesús lloró por sus amigos, por Jerusalén y hoy continua llorando con los que están tirados en el camino, los que perdieron sus empleos (Jesús ha superado el demonio de la política partidista), camina con los desplazados, ama a los que sufren injusticias, y la esperanza final del Apocalipsis nos dice que Jesús enjugará toda lágrima. La encarnación nos habla de que en cada ser humano está Jesús escondido, por tanto para ser columna y baluarte de la verdad debemos ver a Jesús en cada ser humano. ¿estamos siendo fieles a este principio o todavía hay entre la Iglesia chismes, contiendas estériles, señalamientos, envidias, odios, rencores? Por otro lado;
2. Jesucristo muestra su universalidad: todos y todas tienen acceso a Jesús. Fue predicado a la humanidad, ángeles observaron la encarnación. La Iglesia que vive para ser columna y baluarte de la verdad tiene que tener un espacio para cada ser humano en su templo, por que así lo hay en el corazón de Dios. ¿Cuánto esfuerzo hacemos para atraer las personas menos deseadas de nuestra sociedad a la casa del Señor? ¿Qué hacemos por lo general si entra el loco del barrio y huele mal? Por otro lado, la universalidad también es real en el llamado a trabajar para el Señor, uno de los principios de la reforma protestante es el sacerdocio universal del creyente. Cada persona tiene que desarrollar su llamado, su ministerio. Lo que pasa muchas veces en las Iglesias es que siempre trabajan unos pocos y los pocos que trabajan por lo general se quejan de aquellos que no trabajan. Si usted pertenece a los que trabajan, siga adelante, no se desanime, continúe creciendo, busque educarse, porque para eso Jesús lo amó desde la encarnación, para hacer de usted algo que su mente no puede llegar a alcanzar. Busque animar a otros y otras, no se anima a la gente con palabras fuertes o con indirectas en la Escuela Bíblica, se le anima haciéndole entender que Jesús también lo llama. Si usted no se ha animado, si piensa que está muy ocupado con todas las cosas de su casa, haga tiempo y desde donde está en la vida busque cumplir su ministerio. porque Jesús le llama para hacer de su vida algo tan especial que su mente quizás no lo puede imaginar. Para descubrir la voluntad y el llamado de Dios hay que seguir el ejemplo de Jesús quien lo muestra en
3. Su entrega total por la humanidad: el texto bíblico de Fil 2: 5-11 nos dice que haya el mismo sentir en nuestras vidas que hubo en Jesús, quien se entregó, se auto vació (kenosis) no tomando en cuenta ser igual a Dios, entregándose a la muerte de cruz, por lo cual Dios lo exalta a lo sumo y le dio un nombre sobre todo nombre…….. la entrega de Jesús nos pone ante la decisión que tenemos que tomar como creyentes, o le servimos sin reservas, nos entregamos para ser la Iglesia que es columna y baluarte de la verdad o estamos siendo infieles. Esto no se trata de santurronería 101 (ser más papista que el Papa) o de teo-entretenimiento (la Iglesia me entretiene, si me aburro me voy), no es para ser los más santos o para venir a la casa del Señor a entretenernos, es un compromiso de entrega de mi ser para el servicio de Dios y de los demás. No es cumplir con la Iglesia o agradar al pastor (al cual le encomiendo me lo traten muy bien a él y su familia) es una entrega de mis anhelos y deseos, de mis aspiraciones y metas para que Jesús las orden conforme a su plan para mi vida. no es cuestión de no movernos, es caminar hacia su plan, hacia su voluntad para mi vida en este lugar. Cuando respondemos al llamado de Jesús con una entrega total, la vida cobra sentido y un nuevo sabor. Es un salto cualitativo de fe al universo de posibilidades de Dios, que no las podremos vivir hasta que saltemos. Hermano y hermana; Estas aquí por un propósito, Jesús nos da el ejemplo de entrega supremo. Aunque Jesús tuvo sus momentos de dudas: pasa de mí esta copa, pero siguió adelante para demostrarnos que se puede vivir una entrega total para Dios.
Hoy nuestra patria se encuentra en un momento difícil, se necesita una Iglesia que tenga como característica la solidaridad, la universalidad y la entrega que exhibió Cristo en su ministerio para ser columna y baluarte de la verdad.
¿Estás dispuesto a vivir esa entrega?

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