logo Denominacional;

logo Denominacional;

miércoles, 27 de enero de 2010

predicacion de adviento I Pedro 2:21 21/nov/2009

1Pe 2:1 Por tanto, desechando toda malicia y todo engaño, e hipocresías, envidias y toda difamación,
1Pe 2:2 desead como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcáis para salvación,
1Pe 2:3 si es que habéis probado la benignidad del Señor.
1Pe 2:4 Y viniendo a Él como a una piedra viva, desechada por los hombres, pero escogida y preciosa delante de Dios,
1Pe 2:5 también vosotros, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
Estamos acercándonos a la época navideña, ya el próximo domingo celebramos el primer domingo de adviento según el calendario litúrgico, tiempo que marca un proceso de de preparación y meditación, a su vez de purificación en el cual nos aprestamos para recibir a Jesucristo, nuestro salvador, que vuelve a nacer en cada uno de nuestros corazones.
La navidad es una época especial, que nos debe llamar a una reflexión profunda sobre qué cosas necesitamos transformar en nuestras vidas para servir mejor a Dios, pero más que eso, para poder estar en sintonía con el plan de Dios para nuestras vidas. La vida cristiana nos invita a caminar hacia adelante mirando hacia Belén, hacia donde nace el Señor y luego seguirle en su peregrinación por el camino predicando el evangelio, hasta el calvario donde se entrega por nuestras ofensas y encontrarnos con el resucitado en nuestro caminar hacia Emaús, donde nuestros ojos son abiertos para poder verle.
Pero que doloroso debe ser para Dios que los que proclamamos su nombre como Señor en vez de caminar en pos de Belén con paso firme, con nuestras actitudes que no cambian, nuestras comodidades, nuestras costumbres no ayudamos a avanzar en el camino del Evangelio (chismes, malas crianzas, egoísmo, desinterés…).
Algunas personas más que caminar hacia Belén van caminando como el juey palancú, de lado que no se sabe si van hacia adelante o hacia atrás y recogiendo las miserias del camino, conformándose con esconderse en su cueva a esperar la venida del Señor. Lo que no sabe el juey es que mientras está en la cueva esperando lo que viene es una mano para llevarlo a la olla. Decía un comediante que: Toda historia tiene su molleja, y esta es la molleja de su historia, que no seamos como el juey, caminemos hacia adelante, confiando que caminando hacia adelante vamos al encuentro de salvación y vida con Jesús.
Ayer mientras limpiaba el patio de mi casa, algo que tenia atrasadísimo, parecía una jungla, vi a lo lejos un preadolescente en la cancha de baloncesto jugando solo. En un momento encestó un canasto y salió caminando hacia el lado e hizo un gesto de triunfo como los que hacen los jugadores profesionales, al estilo de Michael Jordan. Me acordé de mis años de infancia y pre adolescencia, donde eso de soñar despierto era constante. En eso de soñar despierto y estar eslembado yo siempre he sido especialista. Aquel joven fantaseaba quizás sobre haber echado el canasto final para ganar la serie final de la NBA, o quizás soñando ser el próximo Carlitos Arroyo o JJ Barea, nuestros representantes en la NBA. Como un niño aquel muchacho estaba soñando con las posibilidades de la vida. ¿Quién dice que ese niño no pueda llegar?
Pero hay un problema, que comenzamos a crecer y aterrizamos en el mundo de la “realidad”. Este mundo donde desaparecen los sueños y los anhelos, donde nos ponemos “realistas” por no decir pesimistas. Sin darnos cuenta, vamos perdiendo nuestra capacidad de soñar, de creer en las posibilidades, de aspirar a nuevas experiencias. Algo nos mata la ilusión, eso se llama la desilusión, a veces se llama fracaso, a veces la dificultad. Podríamos decir que ese muchacho todavía es ignorante, por eso sueña. Pues entonces, ¡que viva la ignorancia, la ilusión y los sueños, que vivan los que están eslembaos soñando, porque de eso se trata la fe, de vivir como viendo al invisible!
Nos acercamos a un texto hermoso que nos invita a como niños espirituales que anhelan la leche espiritual que es el alimento que nos conduce al crecimiento en la salvación. Pero el primer verso nos invita a desechar todas aquellas cosas que no son de un niño. Pero la exhortación del escritor para continuar siendo un niño/niña que anhela el alimento espiritual tiene una clausula condicional: abandonen su malicia, celos, contiendas aquello que mata la ilusión de ser como un recién nacido ¡SI ES QUE HAN CONOCIDO LA BONDAD, BENIGNIDAD, TERNURA, COMPASION, PUREZA DEL SEÑOR!
Conocer a Jesús se trata de renunciar a todo lo que mata la inocencia, ¿ha visto usted a algún bebé con hambre comportarse como un señorito de sociedad? ellos abren la boca y rompen a gritar hasta que llegue el alimento que necesitan. Los seres humanos que deseamos vivir con fe debemos renunciar a ser propios, para que la gente crea que soy muy espiritual, para ser como niños recién nacidos que anhelan el calor y alimento de su Padre Celestial. Por que cuando nos acercamos a la Piedra viva, nos constituimos en piedras vivas que sirven para la edificación del Reino de Dios. La vida de fe nos invita a
• Soñar con las posibilidades de Dios para nuestra vida, nuestra familia, nuestra Iglesia.
• Tomar parte activa en el plan de Dios para mi vida. Dios quiere que yo ejerza mi sacerdocio con esperanza, alegría y poder.
• Atreverme a ser un niño, que vive sin complicaciones de fe, sino con una fe sencilla que abra el camino para poder contemplar la grandeza de Dios en todas partes
Volvamos a ser niños/niñas espirituales acercándonos al entrar en la preparación de adviento. Acerquémonos a la piedra viva para ser edificados/edificadas para la gloria de Dios

No hay comentarios:

Publicar un comentario