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jueves, 20 de enero de 2011

predicacion 16 enero 2011

Efesios 4:1-6

Unidad: Crecimiento hacia la plenitud de Cristo
Si una cosa nos está matando a los puertorriqueños como sociedad es que cada cual piensa que halando para su lado se resolverán los problemas que tenemos. Por lo general, quienes presentan las ideas más descabelladas son los que tienen mas prensa y promoción, eso es lamentable.
Algún político brillante que escuché en algún punto de esta semana decía que para resolver la criminalidad hacían falta más policías, más chalecos, mas armas de fuego, atacar los puntos, los residenciales, etc. Una pregunta, ¿no vienen haciendo eso mismo los gobiernos desde que tengo uso de memoria y todavía no hemos visto NADA de mejoría? Mientras seguía escuchando la entrevista, me reía porque a cada pregunta difícil el genio político siempre tenía la misma respuesta: “la pasada administración o el gobierno anterior…; en otras palabras, cada gobierno que hemos tenido en los últimos años llegan al poder, comienzan a hacer lo que les da la gana y siempre culpan a la administración anterior. Una pregunta ¿esas personas no querían gobernar? Pero los anteriores y los de ahora están gobernando con la actitud del refrán del jibaro: “el que venga atrás, que arree”.
¿alguno de estos geniales políticos se ha dado cuenta que mientras ellos se reparten contratos, tienen buenos carros, sueldos por a veces hacer nada, nuestra isla sigue siendo un país pobre, de gente humilde que cada día se hunde más en la pobreza por la torpeza de algunos supuestos líderes políticos? Digo supuestos, porque quien ama este país no podría proponer hacer un gasoducto, no por lo peligroso, sino por lo innecesario, ya que la planta de generación de energía más grande de nuestro país está justo al lado del tanque que suplirá el gas natural, y lamentablemente para nuestro país los últimos dos gobernantes nos han empujado hacia la idea de que eso es bueno.
Nuestro país necesita más que un montón de adversarios políticos, un grupo de personas que a pesar que puedan pensar distinto, se unan en un propósito común para que muchas mentes, voluntades y genuinos intereses por el bien común saquen a nuestro país adelante.
La Iglesia del Señor debería ser el ejemplo para este modelo de unidad, pero lamentablemente a veces la Iglesia pasamos a ser el reflejo de una sociedad enferma. ¿Cuál es el camino para que las iglesias resuelvan sus conflictos? La mayoría de las veces escogen el camino de la división para probar que yo tengo la razón sobre lo que piensa el otro/a. cada cual coge su camino, comenzamos a adjudicar culpas sobre lo que no sale bien, demonizamos a otro/a, lo usamos como chivo expiatorio, y cada cual trabaja aislado por su esquina cuando deberíamos estar tomados/as de la mano para juntos caminar hacia ese propósito común de la Iglesia que es llamar a la gente a la reconciliación con Dios a través de Jesucristo.
¿Podemos ser un mejor país? Claro que sí. ¿Podemos ser una mejor Iglesia? De seguro que sí. ¿Qué necesitamos hacer?
1. Vivir a la altura del llamado de Dios: vivir en mansedumbre, paciencia con los semejantes y en nuestro estilo de vida. el texto nos invita a soportarnos los unos a los otros, yo creo que el escritor bíblico no tuvo más remedio ilustrar la actitud ante las diferencias, pero Jesús nos llamó a amar a nuestro prójimo como a usted mismo. ¿Por qué el autor nos dice que nos soportemos? Porque conoce la realidad de los seres humanos, algunos queremos imponer nuestra voluntad, algunos queremos que las cosas se hagan a nuestro gusto solamente. Siempre aparece el que le gusta señalar a los demás, al que le gusta sembrar cizaña cuando las cosas comienzan a caminar bien, siempre aparece el ayudante del diablo que se deja usar para dañar el amor entre los demás. Tengo una reflexión que me envió mi hermano muy hermosa: un discípulo de Sócrates viene a decirle: “maestro, sorprendí a varias personas hablando barbaridades de ti”. Sócrates lo interrumpió diciendo: -“¡Espera! ¿Ya hiciste pasar a través de los Tres Filtros lo que me vas a decir? “¿Los Tres Filtros...?”“Sí” - replicó Sócrates. El primer filtro es la VERDAD. –“¿Ya examinaste cuidadosamente si lo que me quieres decir es verdadero en todos sus puntos?” “No... lo oí decir a unos vecinos...” “Pero al menos lo habrás hecho pasar por el segundo Filtro, que es la BONDAD: ¿Lo que me quieres decir es por lo menos bueno?” “No, en realidad no... al contrario...” “¡Ah!” - interrumpió Sócrates.- “Entonces vamos a la último Filtro. ¿Es NECESARIO que me cuentes eso?” “Para ser sincero, no.... Necesario no es.” “Entonces -sonrió el sabio- Si no es verdadero, ni bueno, ni necesario... sepultémoslo en el olvido...” el que tenga oídos para oír... hay que buscar desarrollar el carácter de Jesucristo en la vida diaria, vivir en esa paz armonía que nos da la oportunidad de crecer aprendiendo del otro/a mientras estamos unidos por el amor de Dios. eso es reflejar lo que este mundo necesita: una Iglesia madura y con propósito. Nos llama el texto bíblico a procurar a cualquier costo mantener
2. El vínculo perfecto de la paz-el texto bíblico usa el término griego “eirene” que quiere decir paz con la implicación de prosperidad, unidad, descanso, unicidad. Cuando buscamos promover la paz como estilo de vida en la comunidad de fe nos acercamos a la prosperidad que Dios tiene para su pueblo. Procurar la paz no es que todos pensemos igual, es que todos tenemos el mismo deseo de procurar la unidad, el amor y la solidaridad como estilo de vida para la Iglesia. Lo que nos une, el amor de Dios expresado en Jesucristo es más grande que cualquier cosa imaginable por tanto por nada debemos quebrantar ese amor. Atreverse a romper ese vínculo adrede o con intención malévola tiene por menospreciada la sangre de Cristo. La paz no se logra acusando al otro, se logra en dialogo respetuoso y amoroso con el otro. La paz no se logra por la fuerza ni por que todos pensemos igual, se logra por el propósito común de mantenernos unidos, porque así somos más fuertes, más efectivos, llenos de la fuerza y energía de Dios a través de Jesucristo para que se cumpla en nuestra vida ese propósito sagrado que Dios tiene para con su Iglesia. La paz se logra cuando la Iglesia escucha la voz de Jesús y esa voz y su mensaje es más importante que mis aspiraciones personales, mis deseos, ahora me concentro en el deseo de Cristo, las aspiraciones de Cristo para su Iglesia y para esta comunidad. ¿Cuáles son las aspiraciones de Cristo para esta comunidad? la Iglesia las logra entender si el vinculo de la paz es nuestra prioridad porque cuando estamos en esa paz, podemos escuchar lo que Jesús nos está diciendo. También el autor nos exhorta a que
3. Tengamos un solo Señor, una sola fe y un solo bautismo: no se puede servir a dos señores según el texto bíblico, no se puede tener dos alianzas o dos lealtades entre dos Señores. Por tanto la Iglesia no puede compartir la Gloria de Dios con nada por más noble que parezca. Porque fuimos llamados a una sola fe y un solo bautismo como proclamación de fidelidad y alianza a Jesucristo. ¿Qué otros señores podemos tener delante de nosotros que nos impiden mirar al propósito de Jesús? el problema de la idolatría y la infidelidad es que se disfrazan de inocentes y nos engañan. Cuando Jesús nos llama a la solidaridad, a la unidad y a la fidelidad para con Dios y para con el otro tiene el propósito de fortalecer su cuerpo, su Iglesia para que brille sobre la oscuridad de este mundo.
Pero para brillar, la Iglesia tiene que ser diferente a este mundo, no solo en la formar de vestir, sino en la forma en que actuamos de acuerdo a la voluntad de Cristo nuestro salvador en un mundo que camina muchas veces a espalda del propósito de Dios. La Iglesia que toca la gente es aquella que escucha la voz de Dios y la sigue.
Nuestro país necesita un mejor ejemplo, merece una nueva era de paz y prosperidad, mi oración es que la Iglesia podamos ser esa chispa que enciende un verdadero nuevo comienzo para nuestro país.
Forjemos esa unidad basada en el respeto a la imagen de Dios que hay en el semejante, forjemos la unidad como compromiso de vida con Jesucristo, forjemos la unidad porque la Iglesia le conviene y lo necesita, forjemos la unidad porque la misma nos habla de vida abundante.
Yo quiero esa oferta de Jesús quien nos dijo yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia, pero esa vida se forja en la unidad del pueblo de Dios que brilla para alumbrar al mundo.

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